Cuando reinaba el califa Al-Mahdi, se
presentó un hombre llamado Isaac
Saíd ante el portero del palacio
Said decía yo soy un hombre que ha tenido una visión relacionada con
el emir de los creyentes y querría contársela Pasó luego Rebi a la
cámara del califa y le dijo: Pasó luego Rebi a la
cámara del califa y le dijo:¡Oh, emir de los creyentes! A la puerta hay un
hombre que pretende haber tenido una visión buena relacionada contigo y desea contártela.-Sí
-dijo Saíd-; pero esos son delirios que no tienen padre. Pues todo se debe a
que al decirle yo al califa esas palabras impresioné su espíritu y cautivé su
corazón y ocupé su imaginación, y al echarse luego a dormir, seguía preocupado
con aquello que tenía en su corazón y en su sueño lo vio. Maravillado
se quedó al oírlo el muchacho y Saíd le dijo: -Ya sabes el secreto; te lo he
revelado en atención al favor que me hiciste saliendo mi fiador. Pero, por
Alá, te ruego que no lo dejes salir de tu pecho. Y es el caso que, a partir de aquel día,
pasó Saíd a ser comensal del califa, el cual se encariñó con él y lo nombró juez y no le
retiró su favor y atenciones mientras vivió. ¡Pero Alá es más sabio!
Está muy bien escrito tu párrafo sólo que repetiste la oración pasó luego a Rebi y la cámara del califa
ResponderBorrarJueves 16 de abril
ResponderBorrarLas mil y un noches
mi nota es
ResponderBorrartu nota es de 9
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