miércoles, 15 de abril de 2015

La mil y una noche


LA MIL Y UNA NOCHES 

Cuando  reinaba el califa  Al-Mahdi, se presentó  un  hombre  llamado   Isaac Saíd ante el portero  del  palacio   Said decía yo soy un hombre que ha tenido una visión relacionada con el  emir   de los creyentes y querría contársela  Pasó luego Rebi a la cámara del califa y le dijo:  Pasó luego Rebi a la cámara del califa y le dijo:¡Oh, emir de los creyentes! A la puerta hay un hombre que pretende   haber tenido una visión buena relacionada contigo y desea contártela.-Sí -dijo Saíd-; pero esos son delirios que no tienen padre. Pues todo se debe a que al decirle yo al califa  esas  palabras  impresioné  su    espíritu y cautivé su corazón y ocupé su imaginación, y al echarse luego a dormir, seguía preocupado con aquello que tenía en su corazón y en su  sueño lo vio. Maravillado se quedó al oírlo el muchacho y Saíd le dijo: -Ya sabes el secreto; te lo he revelado en atención al favor que me hiciste saliendo mi fiador. Pero, por Alá, te ruego que no  lo  dejes salir de tu pecho. Y es el caso que, a partir de aquel día, pasó Saíd   ser  comensal  del califa, el cual se encariñó con él y lo nombró juez y no le retiró su favor y atenciones mientras vivió. ¡Pero Alá es más sabio!


   



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